Por Cindy Wooden, Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — La difusión del Evangelio entre personas de diferente cultura y forma de pensar requiere discernimiento; pero, más que nada se requiere que los evangelizadores hayan encontrado a Cristo y quieran compartir su amor por todos, dijo el papa Francisco.
“Para un mundo en transformación existe la necesidad de una iglesia renovada, transformada por la contemplación y por un encuentro personal con Cristo”, dijo el 9 de mayo durante una reunión con los directores nacionales de las sociedades pontificias de misiones.
Pertenecen a estas sociedades: la Sagrada Asociación de la Niñez, la Unión Misionera de Sacerdotes y Religiosos, la Sociedad para la Propagación de la Fe y la Sociedad de San Pedro Apóstol. Las personas que pertenecen a estas sociedades promueven el conocimiento de las actividades misioneras de la iglesia y colectan fondos para el trabajo de la iglesia en tierras de misión en todo el mundo.
El ejemplo de estas sociedades misioneras, y los hombres y mujeres que reciben apoyo para poder proclamar el Evangelio hasta los confines de la tierra, deberían motivar a todas las comunidades católicas para la creación de programas pastorales que sean “sobresalientes y efectivos”, dijo el papa.
El mandato de Cristo de compartir la buena nueva de salvación con todo el mundo es claro, dijo el papa Francisco. “No podemos permitir que nuestras debilidades, nuestros pecados o los muchos obstáculos que se presenten nos detengan para dar testimonio y para proclamar el Evangelio”.
Y debido a que la fraternidad y la solidaridad son esenciales para la vida y la misión de la iglesia, dijo, los esfuerzos de evangelización “deben de empezar con los más pequeñitos, los pobres, aquellos cuya espalda se ve doblada por el peso y la carga de la vida. De esta manera, la iglesia continúa la misión de Cristo ‘que vino para darles vida y dársela en abundancia'”.
